Ansiedad.
Por ejemplo, el deportista enfrenta amenazas objetivas (externas
del ambiente competitivo) y subjetivas (basadas en sus creencias,
interpretaciones y atribuciones sobre la situación). En el baloncesto una
amenaza objetiva podría ser la cancha donde se juega ya que se puede encontrar
en malas condiciones, el aro puede ser de metal y dificultar el rebote del
balón, o puede estar muy separado del tablero y por tanto obstaculizar que el
balón entre. Mientras que una amenaza subjetiva, podría ser la creencia de que
el rival es más fuerte, con mejor físico y por lo tanto les ganarán, o el
pensamiento de que el árbitro es injusto con el equipo propio y beneficia al
equipo contrario, etc.
Ellis (2001), uno de los autores que más se ha dedicado al estudio
de la ansiedad, ha mencionado que esta es un conjunto de sensaciones molestas y
de tendencias a la acción que permiten darse cuenta de sucesos que van contra
los propios deseos, por lo que generan un aviso de que se tiene que llevar a
cabo una acción al respecto.
Plantea además que la ansiedad en niveles moderados no es mala,
pues ayuda al organismo a la activación y así percatarse de situaciones de
riesgo. El mismo autor aclara que la ansiedad surge cuando algo es inesperado,
va mal en la vida o advierte un miedo sensato, así como que la activación asociada a la ansiedad,
advierte sobre aquellos acontecimientos que pueden ocurrir y llevar a un
posible daño, al mostrar la forma para prepararnos físicamente.
Comenta que existen diversos tipos y niveles de la ansiedad,
algunos sanos y otros malsanos o autodestructivos. Así ha considerado a la
inquietud, vigilancia y/ o preocupación como componentes sanos de la ansiedad,
pero al pánico agudo, terror, horror, fobias, temblores, estados de shock y
entumecimiento como componentes malsanos de esta (Ellis, 2001).
La ansiedad sana, otorga al individuo el control de las
propias emociones y ayuda a manejar situaciones difíciles o peligrosas de forma
eficiente, sin embargo, la ansiedad malsana hace que el individuo pierda el
control y consecuentemente afronte mal los riesgos y problemas con los que se
enfrenta (Ellis, 2001). Por ejemplo, la ansiedad sana podría observarse en
propiciar un estado de alerta del individuo con el cual pueda estar pendiente y
atento de lo que tiene que realizar en la competición. Por otro lado, un estado
malsano podría desequilibrar el organismo del individuo, de modo que le suden
excesivamente las manos, comience a tener pensamientos disfuncionales y no sepa
lo que tiene que hacer dentro de la competición o cómo hacerlo. Entonces, su atención
se estaría volcando más a lo que está sintiendo en su cuerpo y lo que piensa,
que a la competición en sí misma y como desempeñarse en ella.
Sumado a estas definiciones, podemos resaltar la
multidimensionalidad de la ansiedad, ya que se considera, existen 4 componentes
de importancia en este constructo: de rasgo, de estado, cognitivo y somático
(Cox, 2007).
Ansiedad rasgo.
El componente de rasgo, se puede visualizar como una
disposición de la personalidad, es decir, como la predisposición de percibir
algunas situaciones como peligrosas (Cox, 2007). Por otro lado, para Carrasco et al, dice que la ansiedad
rasgo es una disposición conductual adquirida que influye en la conducta y es
relativamente estable (Roffé, 2003).
Ansiedad Estado.
Surge como una respuesta emocional inmediata y especifica
ante la evaluación de una situación, se considera parte de una emoción súbita que se caracteriza por
pensamientos, conductas y sensaciones corporales, asociadas a sentimientos
tales como la aprensión, el miedo, la tensión y el aumento en la activación
fisiológica (Cox, 2007). A lo que Roffé (2003),
agrega que la ansiedad estado se caracteriza por sensaciones subjetivas
conscientemente percibidas del sistema
nervioso autónomo, que pueden variar con el tiempo y fluctuar en intensidad.
Diversos estudios han puesto de manifiesto la importancia del
control de esta variable en el ámbito deportivo, así se demuestra que aunque la
ansiedad rasgo no sea tan común en los deportistas, la ansiedad estado aumenta
gradualmente conforme se acerca el periodo de competición (Guillen y Sánchez,
2003).
Ansiedad cognitiva.
Se trata de una actividad mental, causada por una evaluación interna
de la situación y de los recursos para enfrentarla, por lo que algunas perspectivas
consideran que este es el primer factor a atender ya que, un pensamiento
sesgado genera en un futuro las demás manifestaciones de ansiedad.
Endler (1978
citado por Cox, 2007) considera cinco factores que conducen a esta:
1. Miedo al
fracaso en el desempeño.
2. Miedo a la evaluación
social negativa.
3. Miedo al daño físico.
4. Ambigüedad de la situación.
5. Interrupción de una rutina
aprendida.
Marchan Morris y Anderson
(1998 citado por Cox, 2007), añaden un elemento más a la lista:
6. Importancia percibida de
una competencia.
Al revisar estos factores de
la ansiedad, queda clara la importancia
de componentes cognitivos en la valoración que el deportista hace de la
situación. Dunn (1999) y Thuot, Kavouras y Kenefick (1998, citados por Cox,
2007) dentro de dos diferentes investigaciones, han
encontrado corroboración sobre la propuesta de Endler así, los componentes cognitivos del miedo al fracaso y la
evaluación social negativa figuraban dentro de los elementos más comunes
generadores de ansiedad.
Además, (Cox, 2007; pag 202)
ha subrayado que la orientación de metas, la percepción de control y el
perfeccionismo neurótico en los deportistas, contribuyen fuertemente a
determinar las percepciones como generadoras de ansiedad o estrés.
Con relación a la ansiedad cognitiva precompetitiva (antes de
la competencia), es común observar que esta comienza en un nivel relativamente
elevado, manteniéndose estable a medida que se acerca el momento del evento. En
cambio la ansiedad somática se mantiene bastante baja hasta aproximadamente 24
horas antes del evento y luego aumenta rápidamente a medida que el evento se
aproxima. Ya comenzada la ejecución, disminuye la ansiedad somática mientras
que la ansiedad cognitiva varia durante la competencia en función a las
probabilidades de éxito o fracaso. (Fenz, 1975;
Hardy y Patfitt, 1991; jones y cale, 1989; Jones, Swain y Cale, 1991; Martens y
cols, 1990; Schedlowski y Tewes, 1992; Wiggins, 1998; citados por Cox, 2007).
Ansiedad somática.
La ansiedad somática habla de un componente complejo de
respuestas autónomas. Cox (2007), genera una amplia variedad de posibles
conductas físicas manifiestas que varían en intensidad:
§ Aumento en la respiración.
§ Confusión mental.
§ Diarrea.
§ Dispersión de la atención.
§ Distorsión de la voz.
§ Fatiga física.
§ Fatiga mental.
§ Inquietud irritabilidad.
§ Manos húmedas.
§ Molestias estomacales.
§ Nauseas.
§ Necesidad de orinar.
§ Pasar la lengua por los labios.
§ Ritmo cardiaco acelerado.
§ Sequedad en la boca.
§ Temblor.
§ Temblor en piernas.
§ Tensión en estómago.
§ Tensión muscular.
De modo similar, Ellis (2001), elabora una lista con síntomas
típicos de la ansiedad para poder hacernos conscientes de su presencia en
nuestro organismo:
§ Síntomas respiratorios.
Falta de respiración, respiración acelerada o superficial,
jadeo presión el pecho, nudo en la garganta, sensaciones de ahogo y tartamudeo.
§ Reacciones cutáneas.
Sudor, picores, escalofríos y
sonrojos.
§ Síntomas intestinales.
Pérdida del apetito, nauseas,
molestias, dolor intestinal, vómitos.
§ Síntomas musculares.
Temblores, parpadeo involuntario, tics nerviosos,
sobresaltos, dar vueltas de un lado a otro, flaqueo en las piernas, rigidez e
insomnio.
Es preciso indicar que no todas las conductas de las listas
anteriores se observarán en un deportista en un solo momento. Aún más, el hecho
de que aparezcan algunos elementos en el funcionamiento autónomo de un
deportista, no siempre revelará un estado alto de ansiedad.
A modo de conclusión y similar a como comentaron Jones y Hardy (1990 citado en
Lorenzo, 2001), la competición deportiva puede generar gran ansiedad y a su vez
puede afectar los procesos fisiológicos y cognitivos deteriorando la ejecución
e impidiendo el nivel óptimo de actuación. De esta forma, la apreciación
cognitiva de los retos de la competencia deportiva y la capacidad personal para
enfrentarlos, dan lugar a las diversas respuestas de ansiedad en los deportistas.
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