jueves, 24 de julio de 2014

Ansiedad.

Ansiedad.


Lazarus (2000), ha definido a la ansiedad como “el hecho de enfrentarse a una amenaza existencial incierta, la cual ocurre luego de una evaluación de los recursos con los que se cuenta para enfrentarla”. Este autor cree que esta emoción, tiene un impacto considerable en el desempeño del deportista, ya que emerge al enfrentarse a una amenaza incierta como una competencia, donde se hace una evaluación de los recursos propios para enfrentarla.

Por ejemplo, el deportista enfrenta amenazas objetivas (externas del ambiente competitivo) y subjetivas (basadas en sus creencias, interpretaciones y atribuciones sobre la situación). En el baloncesto una amenaza objetiva podría ser la cancha donde se juega ya que se puede encontrar en malas condiciones, el aro puede ser de metal y dificultar el rebote del balón, o puede estar muy separado del tablero y por tanto obstaculizar que el balón entre. Mientras que una amenaza subjetiva, podría ser la creencia de que el rival es más fuerte, con mejor físico y por lo tanto les ganarán, o el pensamiento de que el árbitro es injusto con el equipo propio y beneficia al equipo contrario, etc.

Ellis (2001), uno de los autores que más se ha dedicado al estudio de la ansiedad, ha mencionado que esta es un conjunto de sensaciones molestas y de tendencias a la acción que permiten darse cuenta de sucesos que van contra los propios deseos, por lo que generan un aviso de que se tiene que llevar a cabo una acción al respecto.

Plantea además que la ansiedad en niveles moderados no es mala, pues ayuda al organismo a la activación y así percatarse de situaciones de riesgo. El mismo autor aclara que la ansiedad surge cuando algo es inesperado, va mal en la vida o advierte un miedo sensato, así como que  la activación asociada a la ansiedad, advierte sobre aquellos acontecimientos que pueden ocurrir y llevar a un posible daño, al mostrar la forma para prepararnos físicamente.

Comenta que existen diversos tipos y niveles de la ansiedad, algunos sanos y otros malsanos o autodestructivos. Así ha considerado a la inquietud, vigilancia y/ o preocupación como componentes sanos de la ansiedad, pero al pánico agudo, terror, horror, fobias, temblores, estados de shock y entumecimiento como componentes malsanos de esta (Ellis, 2001).

La ansiedad sana, otorga al individuo el control de las propias emociones y ayuda a manejar situaciones difíciles o peligrosas de forma eficiente, sin embargo, la ansiedad malsana hace que el individuo pierda el control y consecuentemente afronte mal los riesgos y problemas con los que se enfrenta (Ellis, 2001). Por ejemplo, la ansiedad sana podría observarse en propiciar un estado de alerta del individuo con el cual pueda estar pendiente y atento de lo que tiene que realizar en la competición. Por otro lado, un estado malsano podría desequilibrar el organismo del individuo, de modo que le suden excesivamente las manos, comience a tener pensamientos disfuncionales y no sepa lo que tiene que hacer dentro de la competición o cómo hacerlo. Entonces, su atención se estaría volcando más a lo que está sintiendo en su cuerpo y lo que piensa, que a la competición en sí misma y como desempeñarse en ella.

Sumado a estas definiciones, podemos resaltar la multidimensionalidad de la ansiedad, ya que se considera, existen 4 componentes de importancia en este constructo: de rasgo, de estado, cognitivo y somático (Cox, 2007).

Ansiedad rasgo.

El componente de rasgo, se puede visualizar como una disposición de la personalidad, es decir, como la predisposición de percibir algunas situaciones como peligrosas (Cox, 2007). Por otro lado, para Carrasco et al, dice que la ansiedad rasgo es una disposición conductual adquirida que influye en la conducta y es relativamente estable (Roffé, 2003).

Ansiedad Estado.

Surge como una respuesta emocional inmediata y especifica ante la evaluación de una situación, se considera parte de  una emoción súbita que se caracteriza por pensamientos, conductas y sensaciones corporales, asociadas a sentimientos tales como la aprensión, el miedo, la tensión y el aumento en la activación fisiológica (Cox, 2007). A lo que Roffé (2003),  agrega que la ansiedad estado se caracteriza por sensaciones subjetivas conscientemente percibidas del sistema nervioso autónomo, que pueden variar con el tiempo y fluctuar en intensidad.

Diversos estudios han puesto de manifiesto la importancia del control de esta variable en el ámbito deportivo, así se demuestra que aunque la ansiedad rasgo no sea tan común en los deportistas, la ansiedad estado aumenta gradualmente conforme se acerca el periodo de competición (Guillen y Sánchez, 2003).

Ansiedad cognitiva.

Se trata de una actividad mental, causada por una evaluación interna de la situación y de los recursos para enfrentarla, por lo que algunas perspectivas consideran que este es el primer factor a atender ya que, un pensamiento sesgado genera en un futuro las demás manifestaciones de ansiedad.

Endler (1978 citado por Cox, 2007) considera cinco factores que conducen a esta:
1. Miedo al fracaso en el desempeño.
2. Miedo a la evaluación social negativa.
3. Miedo al daño físico.
4. Ambigüedad de la situación.
5. Interrupción de una rutina aprendida.

Marchan Morris y Anderson (1998 citado por Cox, 2007), añaden un elemento más a la lista:
6. Importancia percibida de una competencia.

Al revisar estos factores de la ansiedad,  queda clara la importancia de componentes cognitivos en la valoración que el deportista hace de la situación. Dunn (1999) y Thuot, Kavouras y Kenefick (1998, citados por Cox, 2007) dentro de dos diferentes investigaciones, han encontrado corroboración sobre la propuesta de Endler así, los componentes cognitivos del miedo al fracaso y la evaluación social negativa figuraban dentro de los elementos más comunes generadores de ansiedad.

Además, (Cox, 2007; pag 202) ha subrayado que la orientación de metas, la percepción de control y el perfeccionismo neurótico en los deportistas, contribuyen fuertemente a determinar las percepciones como generadoras de ansiedad o estrés.

Con relación a la ansiedad cognitiva precompetitiva (antes de la competencia), es común observar que esta comienza en un nivel relativamente elevado, manteniéndose estable a medida que se acerca el momento del evento. En cambio la ansiedad somática se mantiene bastante baja hasta aproximadamente 24 horas antes del evento y luego aumenta rápidamente a medida que el evento se aproxima. Ya comenzada la ejecución, disminuye la ansiedad somática mientras que la ansiedad cognitiva varia durante la competencia en función a las probabilidades de éxito o fracaso. (Fenz, 1975; Hardy y Patfitt, 1991; jones y cale, 1989; Jones, Swain y Cale, 1991; Martens y cols, 1990; Schedlowski y Tewes, 1992; Wiggins, 1998; citados por Cox, 2007).

Ansiedad somática.

La ansiedad somática habla de un componente complejo de respuestas autónomas. Cox (2007), genera una amplia variedad de posibles conductas físicas manifiestas que varían en intensidad:



§  Aumento en la respiración.
§  Confusión mental.
§  Diarrea.
§  Dispersión de la atención.
§  Distorsión de la voz.
§  Fatiga física.
§  Fatiga mental.
§  Inquietud irritabilidad.
§  Manos húmedas.
§  Molestias estomacales.
§  Nauseas.
§  Necesidad de orinar.
§  Pasar la lengua por los labios.
§  Ritmo cardiaco acelerado.
§  Sequedad en la boca.
§  Temblor.
§  Temblor en piernas.
§  Tensión en estómago.
§  Tensión muscular.



De modo similar, Ellis (2001), elabora una lista con síntomas típicos de la ansiedad para poder hacernos conscientes de su presencia en nuestro organismo:

§  Síntomas respiratorios.
Falta de respiración, respiración acelerada o superficial, jadeo presión el pecho, nudo en la garganta, sensaciones de ahogo y tartamudeo.

§  Reacciones cutáneas.
Sudor, picores, escalofríos y sonrojos.

§  Síntomas intestinales.
Pérdida del apetito, nauseas, molestias, dolor intestinal, vómitos.

§  Síntomas musculares.
Temblores, parpadeo involuntario, tics nerviosos, sobresaltos, dar vueltas de un lado a otro, flaqueo en las piernas, rigidez e insomnio.

Es preciso indicar que no todas las conductas de las listas anteriores se observarán en un deportista en un solo momento. Aún más, el hecho de que aparezcan algunos elementos en el funcionamiento autónomo de un deportista, no siempre revelará un estado alto de ansiedad.


A modo de conclusión y similar a como comentaron Jones y Hardy (1990 citado en Lorenzo, 2001), la competición deportiva puede generar gran ansiedad y a su vez puede afectar los procesos fisiológicos y cognitivos deteriorando la ejecución e impidiendo el nivel óptimo de actuación. De esta forma, la apreciación cognitiva de los retos de la competencia deportiva y la capacidad personal para enfrentarlos, dan lugar a las diversas respuestas de ansiedad en los deportistas.

miércoles, 16 de julio de 2014

Variables psicológicas asociadas al rendimiento deportivo.


Una de las principales tareas del psicólogo deportivo se ha enfocado en el desarrollo o potenciación de las habilidades cognitivas propias de los deportistas, con el fin de mejorar el rendimiento deportivo.

Cabe señalar, que el deportista indudablemente, cuenta ya con habilidades y recursos como parte fundamental de su personalidad y condición humana, de modo que posee herramientas para enfrentarse y responder a situaciones específicas en el deporte. Por ejemplo, cuenta con recursos que ha desarrollado a través de su vida para enfrentar su ansiedad y mantenerse concentrado, además posee niveles de autoconfianza que han estructurado su autoestima y la percepción de sí mismo ante el mundo.

Sin embargo, esta respuesta natural a los desafíos del entorno competitivo, puede ser adaptativa o desadaptativa, realista o irreal y funcional o disfuncional. Por lo que con el paso del tiempo y las investigaciones propias en el área,  se han desarrollado respuestas cognitivas más eficaces, así como técnicas para mejorar o modificar los recursos ya existentes.

Nideffer, ha considerado que dentro de las competiciones aunque es evidente la influencia de la superioridad física, técnica y táctica, las variables psicológicas contribuyen ampliamente para predecir quién ganará, primordialmente por dos motivos:

1) Cuanto más equilibrio hay entre los atletas en cuanto a la fisiología, el talento y la preparación, los factores psicológicos tienen más influencia en el resultado de las pruebas.
2) Con el incremento del equilibrio deportivo, aumenta la presión del atleta en las competiciones, por lo que cada vez es más necesario utilizar estrategias psicológicas que faciliten el desarrollo de la tarea, independientemente de los factores o situaciones estresantes.

Por ejemplo, si un deportista cuenta con todas las características necesarias para ejecutarlas y posee una fuerza y resistencia óptimas para lograrlo, es decir, se encuentra al 100% de su capacidad física, técnica y táctica, ¿por qué no obtiene los resultados esperados? Podríamos suponer entonces, que existen variables mediadoras que influyen en el deportista. Tal vez por más hábil que el entrenador o el público perciba al atleta, si este no cree que pueda contra el rival o considera que no tiene las capacidades necesarias para lograr la tarea, entonces no desplegará su óptimo potencial.

Por el otro lado, tenemos a un atleta que sabe que cuenta con todas las capacidades físicas, técnicas y tácticas necesarias para rendir óptimamente en un partido. No obstante, conforme al nivel competitivo, aumentan sus fuentes de estrés, no solo de sí mismo en cómo quiere rendir, si no del entrenador para dar resultados, la familia que lo ha apoyado y los recursos que tal vez ha invertido o puede obtener tras la victoria, el torneo especifico con alto grado de importancia para clasificar, etc. De antemano es capaz de mediar con la presión, pero si se preparó tanto en el entrenamiento deportivo como para tener la seguridad de que está listo, podría prepararse también mentalmente para reducir la influencia de las variables interferentes  y así aumentar la probabilidad de actuar eficazmente en la competencia.

En resumen, tenemos que un nivel competente de las variables psicológicas le permitirá al deportista enfrentar de manera más exitosa las presiones y retos del deporte ya sea de alto rendimiento o no.

En este contexto, han surgido diversas investigaciones y estudios para determinar cuáles de las habilidades psicológicas resultan más convenientes desarrollar o entrenar. Por ejemplo, en 1998, se estudió a los deportistas olímpicos ganadores, donde se encontró que en su disciplina de competición, los atletas poseían mayor autoconfianza, eran más comprometidos y se integraban bien al trabajo de equipo. Por otro lado Harwood y col (2004), encontraron que deportistas olímpicos y de elite, poseían una elevada orientación de sus objetivos.

En la misma línea, Gould et al (2002) realizaron un estudio donde analizaron a 10 atletas olímpicos de distintas disciplinas. Encontraron que los atletas contaban con 12 características psicológicas: alta motivación, optimismo, perfeccionismo, buena concentración y manejo de ansiedad frente a las adversidades, fortaleza mental, inteligencia deportiva (capacidad de aprender rápido, ser creativo y con capacidad de análisis) y autoconfianza, entre otras.

Actualmente, tras varias intervenciones y desarrollo en el medio deportivo con distintas disciplinas, Buceta propone que son cinco las habilidades básicas a trabajar: Activación, manejo de la ansiedad, autoconfianza, concentración y motivación.

Para las cuales personalmente agregaría también la cohesión de equipo, ya que aunque en ocasiones los deportes sean de ramas individuales, los atletas se relacionan directamente con un equipo de trabajo multidisciplinario (entrenador, médico, nutriólogo, etc.) en búsqueda del despliegue óptimo del rendimiento deportivo. En otras ocasiones, resulta necesaria la convivencia con un grupo el cual se conforma por otros deportistas de ramas individuales que representan a un club o a una institución. Por ello se propone que esta habilidad también se trabaje, para mejorar la comunicación y la integración del grupo de forma adecuada. De modo que no quede aislado únicamente para deportes de conjunto.

Una vez aclarado lo anterior nos queda definir los conceptos, qué se entiende por ansiedad, autoconfianza… etc., y aclarar que a veces lo que consideramos una cosa, resulta ser otra, como cuando se piensa que motivar es ir a echarles porras a los jugadores y prometerles que ganarán a toda costa, cuando en realidad eso no es ni motivación, ni es aconsejable. Por lo que para ello, tomaremos un post para cada variable!