Como psicólogos en cualquier ámbito, nos enfrentamos
a la dura tarea de convencer a la gente de que lo que hacemos no es una mera
charrada, sino un conocimiento científico, estudiado y especializado cada vez
más para dar respuestas a las problemáticas actuales.
Aunado a esto, los psicólogos nos seguimos
enfrentado a la pregunta absurda que suele plantearse ¿por qué un psicólogo, si
no hay aquí ningún loco y todos somos normales? y para decir verdad como
comenta Ortega y Gasset (1950), "la percepción normal no es sino una
alucinación continuada y colectiva", entonces preguntaría, ¿por qué no
un psicólogo que te ayude a enfrentar mejor la normalidad?.
Similar pasa con algunos entrenadores,
puesto que cuando un psicólogo llega a colaborar con ellos, frecuentemente
surge una reacción de rechazo hacia el mismo. Será miedo de ser evaluado,
criticado, de que se roben sus conocimientos, de ego. Ya que de entrada, si los
conocimientos se pudiesen robar de dicha manera, entonces ¿en dónde quedarían
los profesores y educadores dedicados a la formación académica?
Por otro lado, también es cierto que
muchos psicólogos deportivos hemos llegado con la visión de querer mejorar el
mundo y dar cierta evaluación de que lo que se ha hecho hasta ahora fue
erróneo, que solo a través del conocimiento que uno predica, las cosas van a
ser mejores (tal vez algunos complejos de héroes o salvadores mundiales).
Por ello, ¿cómo no obtener una reacción negativa del entrenador?
Aclaremos entonces que si uno pudiese
prescindir del otro, ¿cuál sería el propósito de continuar formando
profesionales en dichos campos? Uno no puede saberlo todo, y si cree hacerlo, será
el conocimiento al que medianamente pueda acceder mentalmente, que
por razones obvias, al final no lo seria todo.
El entrenador deportivo es aquel que cursó
y se formó específicamente (en México la UNED, la ESEF y algunos cursos de acreditaciones
impartidos por COM, CONADE, IDDEAC o incluso la UNAM en su área deportiva,
sirven para dicho efecto). Conoce la forma de planear sus entrenamientos, los
periodos, las cargas, la intensidad, así como los aspectos básicos y específicos
técnicos, y tácticos.
Un psicólogo deportivo, es aquel que se
formó en psicología como área general y se ha ido especializando en el deporte
y la psicología aplicada al mismo. De entrada, cualquier psicólogo que solo
cumpla con el primer requisito, en teoría no debería funcionar como psicólogo deportivo,
como una persona que estudia un curso de vendaje deportivo, no es un médico del
deporte, o aquel que toma un curso de planificación del entrenamiento, no es
por ello un entrenador, pero si pueden colaborar a través de su conocimiento.
Ahora bien, el entrenador, ejerce una
influencia fuerte en el deportista, es su modelo a seguir, ejemplo y además posee
mucha credibilidad. Por lo que para mantenerlo, debe ser
consistente, objetivo y ampliar sus recursos para brindarle a los atletas, la mejor
experiencia dentro del deporte.
Para ello sirve el psicólogo, no para
decirle que lo que hace está mal, sino para ayudarle a que su forma de enseñar,
la planificación de los ejercicios y la comunicación que tiene con sus deportistas,
puedan ser lo más eficaces posibles para las poblaciones que entrena.
Entre lo más importante, enseñarle a utilizar
estrategias para organizar mejor el funcionamiento de su grupo, obtener mayor beneficio de las sesiones, optimizar el rendimiento, que conozcan formas
adecuadas de reforzar, extinguir e incluso de las menos, castigar (entendidos a
través de la perspectiva conductual), autocontrolar sus propias emociones,
motivación constante y bien encaminada, lograr una mayor satisfacción,
propiciar que la actividad sea saludable y formativa, prevenir lesiones y
evitar el abandono.
Concluyendo, el entrenador ni el psicólogo
deben pretender sustituir las funciones del otro, puesto que cada uno tiene su
área de pericia. Además, la relación que se establece con el psicólogo es
distinta por lo que este ayuda para modificar la disposición psicológica más
rígida (creencias, actitudes) y en el dominio de estrategias de autoaplicación.
Mientras que el entrenador influye principalmente en el control de las
circunstancias ambientales relevantes para el deportista. Establecimiento de
objetivos adecuados, ejemplos apropiados, organizando ejercicios atractivos y
estimulantes, formulando instrucciones precisas y reconociendo esfuerzos.
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